Colombia (Octubre 3 del 2018). Tras más de una década de cultivo y comercialización, el uso de plantas genéticamente modificadas (GM) para la alimentación humana y animal esta sigue generando controversia en la opinión pública colombiana. Colombia es uno de los países protagonistas en la consecución de avances científicos para la obtención de nuevos cultivos con características agronómicas y nutricionales mejoradas, lo que demuestra su fuerte apuesta por ser referente en el uso de esta tecnología.
Según el consultor externo de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y autor del informe ‘Evolución, situación actual y opinión pública sobre el cultivo de organismos modificados genéticamente en España’, Juan Antonio Tamayo Ramos “el cultivo, comercialización e investigación de productos transgénicos ha aumentado en Colombia en los últimos años en su apuesta por obtener variedades que produzcan un mayor rendimiento, mejor calidad nutricional y que posean resistencias a plagas y enfermedades”.
En el país colombiano, el cultivo de plantas modificadas genéticamente está regulado por el Decreto 4525 de 2005, que regula el uso de OGMs con el fin de que se apliquen exclusivamente en áreas de salud y alimentación. Colombia comenzó a cultivar plantas modificadas genéticamente en 2002, con el cultivo del algodón resistente a lepidópteros, mientras que el cultivo del maíz transgénico comenzó en el año 2009. En 2016 se plantaron 110.000 ha de OGMs, lo que supuso un claro aumento en la superficie de cultivo con respecto al año anterior, en el que se llegó a las 89.000, en su mayoría de maíz transgénico.
VARIEDADES TRANSGÉNICAS EN COLOMBIA
Desde 2002, Colombia ha aprobado un total de 82 variedades transgénicas, principalmente para alimentación humana y animal, entre las que se encuentran 44 variedades de maíz, 12 variedades de soja, 2 variedades de arroz, 1 variedad de remolacha azucarera y 1 variedad de trigo. En número de variedades autorizadas exclusivamente para su cultivo se ha limitado a 22, entre las que se encuentran 6 de maíz, 5 de algodón y 1 de soja. También está autorizado el cultivo de plantas transgénicas ornamentales, como los claveles (8 variedades) y rosas (2 variedades) de pétalo azul para su exportación a los mercados holandés y japonés respectivamente. A pesar de ello y, según confirma el Dr. Tamayo Ramos, “ninguna de las variedades transgénicas que se cultivan en el país ha sido desarrollada en Colombia”.
LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS CULTIVOS GM
En la actualidad distintos organismos investigadores del país están llevando a cabo iniciativas para el desarrollo de cultivos biotecnológicos. Por ejemplo, la Corporación para Investigaciones Biológicas de Medellín (CIB) está desarrollando una variedad de patata resistente a la polilla de Guatemala. Por otro lado, en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) existen proyectos de investigación relacionados con la obtención de yuca y arroz modificados genéticamente, entre otros. En relación a la yuca, se está investigando el desarrollo de variedades con mayor rendimiento, mejoras en la calidad del almidón y contenido de micronutrientes, así como en la resistencia a plagas y enfermedades. Para la mejora del arroz, científicos del CIAT se han centrado en obtener variedades mejoradas para lograr resistencia al virus Hoja Blanca, al añublo del arroz, al saltamontes y tolerancia a temperaturas bajas. Por otro lado, el Centro Nacional de Investigaciones de Café (CENICAFE), también ha trabajado en el desarrollo de variedades de café resistentes al taladro.
En relación a este tema, el experto consultor de la Universidad Internacional de Valencia concluye que “pese a que no existe evidencia alguna que indique que los productos derivados de cultivos GM son menos sanos y menos seguros que sus equivalentes convencionales, la sociedad continúa mostrando una opinión polarizada en relación a este tipo de alimentos. Las razones principales que explican el bajo apoyo de la población a los alimento GM son la preocupación acerca de su seguridad, la idea de que son alimentos no naturales y la percepción de ausencia de beneficios para el consumidor”.
El uso de plantas GM para la alimentación humana y animal sigue en aumento y no existen indicios de que la tendencia vaya a cambiar en el futuro por lo que es necesario un esfuerzo educativo que ayude a los consumidores a tener una opinión informada en la materia”.
Sobre la Universidad Internacional de Valencia (VIU)
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Fuente: Central de Noticias AndeanWire
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