PERÚ (AndeanWire, 15 de Marzo de 2016) El objetivo es lograr la reintegración del paciente a la sociedad.

 Gaby Córdova Chiroque quedó postrada a una cama debido a la imprudencia de una combi. El diagnóstico preciso fue lesión incompleta medular. Casada y con un hijo, su vida volvió a dar un giro completo cuando llegó en enero del 2015 al Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) del Ministerio de Salud (Minsa).

“Entré en camilla –en un estado inmóvil– y ahora con las terapias estoy parada y he podido dar nuevamente mis primeros pasos. Tengo la esperanza de lograr caminar con una muleta o un bastón”, así lo resume Gaby, quien a sus 55 años encontró la calidad médica que su paciencia y fe necesitaban.

El INR –que solo atiende los casos de alta complejidad referidos por los establecimientos de salud de todo el país– divide su prestación en dos grandes grupos de servicios de rehabilitación: las de funciones mentales y motoras.

Por un lado, se atiende a pacientes –en su mayoría niños– con problemas de aprendizaje, desarrollo psicomotor, comunicación, deficiencias intelectuales y de adaptación social, mediante el uso de terapias de rehabilitación neurosensorial y multisensorial.

Son los casos de las pequeñas Gabriela (2 años) y María Laura (9 años). Ambas tienen síndrome de Down y sus padres las traen desde Chimbote y Arequipa, respectivamente, para mediante juegos reforzar sus tiernos cuerpos y mejorar sus habilidades sociales. En el instituto un 30% son pacientes que llegan desde provincia.

Por otro lado, en la parte de servicios para mejorar la motricidad se atienden personas –básicamente jóvenes y adultos– con lesiones centrales y medulares, así como amputados, quemados y con trastornos postulares. Ellos reciben principalmente kinesoterapia o terapia de movimiento.

Tanto Pedro Cuadros (56 años) como Antonio Chumpitaz (53 años) llegaron al instituto hace pocos meses. A uno le amputaron la pierna derecha y al otro la izquierda. En un caso fue por una diabetes mal controlada y en el otro un problema vascular. Ambos se esfuerzan para aprender el manejo perfecto de las muletas y las prótesis que les brinda el INR.

Cabe indicar que el INR cuenta con un taller de biomecánica donde se elaboran las prótesis y zapatos ortopédicos para los pacientes. Este tipo de materiales al igual que las consultas, terapias y talleres son totalmente gratis para los afiliados al Seguro Integral de Salud (SIS) gracias a un convenio firmado el año pasado.

“Como podrán ver es el único centro especializado de su tipo a nivel nacional y uno de los cuatro que existen en Latinoamérica –los otros están en Chile, Colombia y México–. Incluso contamos con un laboratorio de análisis de la marcha”, afirma el doctor Richard Ruiz, director general del INR del Minsa.

Reinsertando al paciente a la sociedad
Hace 25 años, el señor Marcelo Torres fue uno de los sobrevivientes de un accidente automovilístico en un paraje de la selva. Desde ese día en su natal Huari (Áncash) tuvo que aprender a convivir con una silla de ruedas. Seis años después llegó al Instituto Nacional de Rehabilitación del Minsa donde no solo mejoró sus habilidades motoras sino que aprendió un oficio. Desde entonces trabaja en el área del instituto donde se elaboran los zapatos ortopédicos para los nuevos pacientes.

“El proceso de rehabilitación no termina con las terapias que mejoran el aspecto físico y mental del paciente. Lo que buscamos es lograr su reintegración a la sociedad, por ello hacemos talleres para lograr su inserción laboral y educativa. Esta oferta además está complementada con apoyo psicológico a la persona y a su entorno”, señala el doctor Richard Ruiz.

Justamente en un taller de ensamblaje de computadoras encontramos al señor Ricardo Polo Toledo (62 años), quien no volvió a caminar por culpa de un tumor cervical. “La vida en mi casa era bien estresante. El INR me ayudó a aceptar lo que me pasó y me brindó las ganas de pensar que no todo acabo, que solo se necesita un poco de voluntad para buscar otro camino”, comenta sin dejar de analizar el microprocesador que tiene en sus manos.

Y es que cuando un paciente ingresa al Instituto Nacional de Rehabilitación del Minsa no solamente es visto por el médico sino por un equipo multidisciplinario de profesionales de salud. Luego de su evaluación es derivado a la terapia más idónea, para después pasar por el área de servicio social y de psicología, así como a los talleres de capacitación para su rehabilitación profesional y educativa. En resumen, se le brinda una atención de calidad, integral y personalizada.

Datos:
En el 2015 el INR realizó 41,957 consultas médicas que dieron 323,192 atenciones entre terapia física, ocupacional, del lenguaje, psicoterapia y psicopedagógica. Incrementándose en un 15% en su número de atenciones con respecto al año anterior.

El INR fue fundado el 14 de Julio de 1962 en una casona en el distrito limeño de San Miguel. En 1971 se trasladó a Bellavista, Callao, en el antiguo Hospital Naval. Actualmente, se encuentra en Chorrillos bajo el nombre “Adriana Rebaza Flores”, en honor a su fundadora y primera directora.

La infraestructura actual del instituto fue financiada con presupuesto del gobierno japonés. En los próximos meses se inaugurará la ampliación del complejo hospitalario –con presupuesto nacional– que incluirá salas de operaciones, hospitalización de pacientes con lesiones centrales y rehabilitación cardiorrespiratoria.

FUENTE: PERU-MINISTERIO DE SALUD

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